Capítulo 3
2ª Estación
Alimay
¿Hace ya tiempo que los ves verdad?
¿Qué dice? Son sólo pesadillas fruto del agobio del trabajo. Sólo necesito descansar un par de días y todo volverá a la normalidad.
No chaval. Nada volverá a ser como antes si no me haces caso. Ni tú ni yo seremos nada.
Oiga señor, ya me está cansando, usted está loco y me quiere volver loco a mi también. Haga el favor de dejarme en paz. Me bajare en la próxima estación.
Si te bajas, no habrá cambio posible y todo sucederá.
¿Pero se está usted oyendo? ¿Se cree Dios?
Ni mucho menos. Lo sabes, no te hagas el tonto. Los ves y escuchas sus voces pidiendo ayuda desde hace tiempo.
Déjeme en paz.
Están muertos si, igual que yo.
¿Muertos? Y ahora dónde estamos, ¿en el purgatorio? ¡Venga ya!
Aún no te han conocido. Pero lo harán. Morirán en unos años por tu culpa. Por un mal cálculo en las torques de presión de la viga del primer piso del nuevo hospital.
Es lo que tantos quebraderos de cabeza te está dando, no consigues solucionar el problema de la pilotación. Y para eso estoy yo aquí. Para ayudarte.
No se cómo un anciano y cuatro almas en pena sin ideas me van a ayudar.
Ya lo estamos haciendo.
De nuevo las ganas de vomitar se hicieron latentes. ¿Cómo podía saber el viejo todo lo que le pasaba por la cabeza con respecto al proyecto del hospital? ¿Las torques de presión, el pilotaje, los cálculos?
Sé lo que piensas, muchacho, yo también fui arquitecto en su día y trabajé en el mismo hospital en que tú lo haces ahora.
Siete nuevos viajeros habían subido al vagón, siete nuevos enfermeros.
Esto sólo podía ser una pesadilla. Tendría que despertar.
Se levantó y tiró del freno de seguridad pero el tren siguió con su lento caminar sobre las vías.
No se va a parar hasta que comprendas. Tienes que ver el camino de la verdad. En el fondo sabes que es cierto, que llevamos razón. Será el fin de tus pesadillas. Pero para toda la vida.
Tú tienes el poder de cambiar el destino de todas estas personas, y de asegurarles una vida que les será arrebatada por tu inexperiencia, por tu culpa les será arrebatada.
No te escucho, déjame, olvídame.
Igual que con tu padre. ¿Desde cuanto hace que no os habláis? Es el orgullo que no te deja vivir ¿verdad? Te carcome, sabes que no tiene importancia lo que pasó, pero ahí sigues, obcecado. Te vas a arrepentir toda la vida, te lo digo porque lo sé. Yo lo he sufrido. Ya le queda poco también, en la siguiente parada le verás esperando en el andén.
Igual que con ese problema, si no atiendes mis consejos, mucha gente va a morir en tu hospital. Y lo peor es que estarán en tus noches toda la eternidad. únicamente quedan dos paradas, es el plazo que tengo para que comprendas.
Se muestra interesante la historia. Veremos qué pasará en el intervalo de tiempo hasta esas dos paradas últimas.
ResponderEliminarBesos siempre.
Veremos.....
EliminarBesos siempre.
Veremos.....
EliminarBesos siempre.