Ese
maravilloso viaje que le habían prometido no tenía sentido en estos momentos,
no hay lugar, ni playa ni montaña que haga callar sus sentimientos ahora. El
viaje estaba, digamos que asegurado, eso ya lo sabía, y sabía también con quién
lo haría. Pero eso fue antes del doloroso accidente. Antes de que el novio de
su hermana y el suyo propio, escapando del encuentro formal con su padre,
estamparan su coche frente a la estación de autobuses.
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