No permitas que por un beso el odio inunde tu corazón.Dejaste de sentir injerencias compulsivas (apremiante descaro) cuando amaina la razón. No quisimos distanciarnos al huir del edredón, pero todo es diferente cuando cambiamos de estación. Primavera desde enero, eso es lo que quiero yo, sol de invierno madrugadas de hielo y escarcha bajo tu portal. Tu prefieres el deshielo anudado tu caparazón y no viniste a batirte, no quisiste nuestro rol... Dime cuando preguntarte si haces caso a tu corazón. La noche ya se apaga, las colillas tapan mis pies. Y tu ventana sigue gris. Ya me cuentan las estrellas que nublas tu jardín, que no quieres ser el viento que nos haga volar y nos lleve a ese mundo mundano y real donde las caricias abrigan como un consuelo. Inalterados siempre los sentimientos. .
Preciosa prosa poética,
ResponderEliminarUn abrazo
La mente siempre nublará las razones, dejará mudo al corazón, y esté jamás te engañará, pues el miedo es su mayor enemigo y decidir abatirlo es su decisión, no de una mente que sólo concibe lo que ve.
ResponderEliminarMe ha gustado tu escrito.
Este texto climato-lógico parece reafirmar tu evolución hacia la imagen, el reinado de la metáfora en tu escritura. Si suprimimos las "injerencias compulsivas" (lo único mejorable del escrito) el resto se podría partir en versos, y sería más digno que mucha poesía que pulula por ahí. Y te deje, me voy a abrigar...
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Gracias
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