Cierro los ojos de un balcón para mirar lo prohibido,
Me quedo solo donde guardo un tesoro jamás compartido.
No necesito palabras para contarte lo que soy, ni tú necesitas hechos para creerte lo que doy.
Yo cerveza, tú espuma, tú quebranto, yo miseria. Almas unidas, dulce inconsciencia.
Asumiendo aciertos y errores sin objeción. Despiertos, durmiendo, nos sopla el viento a favor. La luna vuelve a llenar el hueco, se perfila en el horizonte gris, engalanada y perfumada sé que viene a por mi.
Y me dejo llevar, no quiero volver a ver al sol salir, solo intenta desviar la atención, despistarnos, decirnos que no.
Clara fluye el agua del manantial y libres somos para dejarnos por ella arrastrar y siento que quiero, que debo dejarme llevar si tú me dices que siempre, al final de cada Luna volverás.
Bueno, hasta que llegue la siguiente luna, recuerda que eres cerveza. Es un consuelo.
ResponderEliminarAbrazos, siempre