La amargura del olvido en tu
memoria nos trastoca la vida, agudiza el cariño. Retoma senderos otrora
embarrados por el orgullo cegador que los anegaba. Ahora brota como las
pequeñas flores de primavera el dolor de unos años amargamente malgastados.
Hoy, por fin me atrevo a volver,
cuando no distingues ni quien soy ni lo que soy ni lo que una vez fui, ni por
supuesto quien seré mañana para ti.
Estarás aquí cuando atraviese la
puerta, como hoy, me regalarás la misma sonrisa de siempre y seguirás mirando
al viento con esos ojitos tristes que denotan la edad. Hace tiempo que me llegó al pelo el gris y
cabezotas, no nos dimos la oportunidad de regalarnos un abrazo.
El olvido de tu memoria crea
pensamientos tristes, sentimientos encontrados que ya creía perdidos en el
pasado.
Un sentimiento de culpa eriza mi
vello, y tú, sigues a lo tuyo, no recuerdas nada, ¿Cómo poder pedirte perdón?
Noto esa lagrimilla voltear mis
pestañas al acercarme a la puerta. Antes me giro y te observo por última vez,
tú quedas ahí, abstraído en el horizonte lejano de tus pensamientos. Como el
que ve llover.
Perdona todos estos años
perdidos.
Muy enternecedor. Los años no se pierden siempre que en el fondo hayas querido de verdad a esa persona.
ResponderEliminarBesos siempre.
Queda la pena de que no se da cuenta ni de su olvido.
EliminarBesos siempre.
Siempre llegamos tarde a decir lo importante, a vivir lo único que merece la pena. mejor decir hoy te quiero que mañana perdón.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Qué gran verdad.
EliminarAbrazos siempre.