Cambio de mueca todas las mañanas al recordar que no dejo de soñarte, que no dejo de pensar que no puedo olvidarte. Noto el frío del vacío de tu lado del colchón y la ausencia del sonido de tu corazón.
Aprendimos a mirarnos con las manos, a tocarnos con la voz, a querernos... y mientras tanto, componíamos esta canción.
Canción de dulce canto, melodía de pasión, danzarinas corcheas que alegran la razón, contornean con su alegre figura por el pentagrama de la vida, ajenas a las agudizadas miradas de quien no quiere ver.
Preciosa canción...
ResponderEliminarBesos siempre.
Así debió ser, en su sueño.
EliminarBesos siempre.