Mi Propia Historia

Quisiera mi libertad para no perder el tiempo
Para no tener escusas y echar a volar.
Me la robaron los que me creen ingenuo
Para joderme la felicidad.
No quieren que tengas miras de futuro,
Todo lo que quieren es intimidar,
Quieren que vendas tu piel de cordero
Al precio que marca su cruel sociedad.
Nunca seré uno de ellos,
De eso que claman contra la verdad
Esos que engañan y tú sin verlo
Obcecas tu mirada en no ir más allá.
No pierdas la razón que su Dios
Tiene dueño y precio.
El precio marcado por su tribunal.
Mi fe hace tiempo quedó por los suelos
Al ver sus limosnas donde van.
Que pena me da verlos mordiendo,
Avasallando para imponer su voluntad.
Yo quiero vivir mi propia historia
Sin dogmas que negocien la libertad.
Yo quiero vivir mi propia historia,
Su conciencia no entra en mi realidad.

 

 

 

Hielo

Crepita, un corazón rezuma escarcha en el fuego eterno, complaciente.
Me pregunta a qué sabe el silencio y cual es su manera de vivir.
Si me pregunta le contesto. Todo es un compendio completo en el universo, de pociones trágicas que olvidan su paradero, y lo que es peor, su inicio, que no recuerda los abismales saltos de tiempo en las pasajeras manecillas de un reloj perdido.
Reloj de arena marchita que todo lo pudre. Porque la cruel Invasión de elementos prohibitivos, son los que  nos hacen caer en el autocastigo complacido.
Y no nos queremos dar cuenta.
En fin...el frío extremo alimentado puede al calor y ese corazón se congelará.

Corrientes

Apuntalando viejas heridas
Lloraré algún verso
Si tuviera la necesidad.

Y viviré con intensidad
La vida sin intimidación,
Construiré cimientos
De felicidad.

Soñaré con el bosque de la inmensidad,
Bajando un escalafón,
Barrido por la inocuidad.
Me instalaré
En el centro de la charca,
Vigilaré que no escape
La corriente  que emana
de mi vida.

Y allí construiremos
Nuestra casa
Bañada por el sol,
Regada por la luna.
Sin importarme que me llamen
Poeta

Una triste canción de despedida

A nadie le importa mi verdad
La gente me mira indiferente desde su lugar en la vida.
Les observo pudriendo mi alma con su saliva.
Lenguas viperinas que no convencen ni a su sombra, intentan regalar piedad, con su pan se lo coman.

Al volver la vista atrás, te siento andar, noto tus pasos, escucho tu voz que me susurra al oído aquella canción que escribimos los dos.
Su lengua de fuego no me intimida. Nadie me empuja a mi destino, únicamente yo soy la espada que se clava en mis entrañas y el miedo que recorre mi maltrecha muralla es el abismo que me separa de tu vida sin mi alma.

Intentaré construir de nuevo la fachada sin mentiras, de mi vida sin la tuya, volver de nuevo la vista hacia delante, obviar la terquedad, perdiendo la fe en tu mirada, comprendiendo que al final para mi no serás nunca nada.