Volví a nacer cuando perdí el dolor de tus silencios,
cuando descubrí en el placer de tus miradas lo que
siempre enmarcaban mis sueños…
"En lo Hondo"
Gustavo GP
sábado, 30 de julio de 2016
Malabares
Encontré bordes de locura en
Tus recuerdos olvidados,
Trazos de un pasado añejo
Que por viejo nos engalana,
Si se compara al vino
Que por nuestras gargantas baja.
Vi también tambaleante en mi rutina
Un rosario pagano, que, dulcemente Se deslizaba por las grutas del destino,
Abriéndose lugar, con sus cuentas oxidadas, golpeando la suave piel de sabor a caricias.
Moldeando con las manos las sinuosas dunas del camino.
Saboreando en esos versos que dulcifican con una única mirada, la miel de los encuentros perdidos y la razón de la comisura de los besos prohibidos.
Que amainando tempestades,
Suelo perderme haciendo malabares.
Suplico a gritos una última llamada,
Una última cabalgada de dos valientes jinetes.
martes, 26 de julio de 2016
Línea 4 (II)
Capítulo 2
2ª Estación
El Misterioso Viajero.
El estrambótico sonido de un frenazo y el ir y venir de las luces del vagón le despertaron del profundo sueño.
El Tren número 735 que recorría su línea, era de los más antiguos de la flota, ya lo había comprobado en otras ocasiones, pero siempre estaba despierto, por lo que el susto, ésta vez sí fue mayúsculo. Los tubos donde guardaba los planos del futuro hospital salieron disparados por el pasillo central del vagón, hasta pararse de sopetón en los pies de un compañero de viaje que no había visto antes. Quedó algo extrañado, perplejo, pensó que quizá el cansancio, le hizo no fijarse en ese misterioso anciano al subir. Ante la duda, miró la estación, Las Nubes, sí, es la primera de las paradas que venían en la línea, no se habría fijado en él, no le quiso dar más importancia.
Era un señor mayor, de unos setenta años, encorvado y con un puma en la empuñadura de su bastón.
Amaba los pumas, Era un animal que le encantaba por su belleza, sigilo y color. ¿Coincidencia?
“Chaval, esto se te ha caído”. Le objetó.
“Lo siento señor, perdone mi torpeza, me había quedado dormido.”
El anciano, apoyándose en la diestra a su bastón de madera de cedro con la siniestra agarró el tubo de láminas sin acabar y con un lento caminar que pondría nervioso a un muerto se fue acercando hasta el asiento del joven arquitecto y se lo entregó.
En estas, el tren empezó a andar lentamente otra vez por los oscuros bajos de la ciudad.
“¿Podría sentarme a tu lado y charlar un rato? ¿Hasta dónde vas? Hace tiempo que nadie viaja por aquí a estas horas.”
“Ehh… bueno… pues… claro… sí… como no… siéntese, yo me dirijo a Manida , a cinco estaciones, cerca del viejo hospital en ruinas. Precisamente estos planos que usted me ha recogido son de la restauración de ese viejo hospital, llevo un par de años trabajando en ello. Perdone mi descortesía, no le vi al subir”
“Me preguntaba si serías capaz de ayudarme, ya que por lo que veo eres el único que podría”, ya que no hay nadie más por aquí.” Espetó de repente el anciano.
“¿Yo? Estaría encantado si fuese en otro momento, ahora estoy tremendamente ocupado con el trabajo, éste que usted me ha devuelto, llevo dos años de retraso y me está dando más de un dolor de cabeza. Así que creo que por el momento, no soy la persona más capacitada para ayudar a nadie. ¡Si no soy capaz de ayudarme a mí mismo!”
“Precisamente es por eso por lo que te pido ayuda muchacho, por eso me he decidido a hablar contigo y sólo contigo. Porque nos vamos a ayudar mutuamente. Sólo tienes que escucharme muy atentamente y hacer todo lo que te diga.”
¿Cómo le iba a ayudar un anciano a resolver sus problemas? ¿Y él los suyos?
La vieja maquinaria del tren comenzó a gemir al llegar a la siguiente estación donde aguardaban cinco nuevos viajeros que esperaban para subir al mismo vagón.
Cinco viajeros que le parecieron de otro mundo, como de blanco y negro. Dos niñas en pijama y tres sanitarios con una linterna en la cabeza. No podía ser, las mismas imágenes que desde hace dos años le atormentaban en sus noches, las mismas caras de sus pesadillas. Al joven arquitecto se le empezó a erizar algo más que el vello. La mirada del viejo le empezaba a causar incomodidad, su pasmosa calma le causaba náuseas.
Empezó a vomitar.
No podía ser, las pastillas que le había dado Cloe para relajarse, le estaban causando efectos secundarios.
En esto, las luces del vagón volvieron a fluctuar al llegar al cartelón que indicaba “Alimay”, la tercera estación.
Amaba los pumas, Era un animal que le encantaba por su belleza, sigilo y color. ¿Coincidencia?
“Chaval, esto se te ha caído”. Le objetó.
“Lo siento señor, perdone mi torpeza, me había quedado dormido.”
El anciano, apoyándose en la diestra a su bastón de madera de cedro con la siniestra agarró el tubo de láminas sin acabar y con un lento caminar que pondría nervioso a un muerto se fue acercando hasta el asiento del joven arquitecto y se lo entregó.
En estas, el tren empezó a andar lentamente otra vez por los oscuros bajos de la ciudad.
“¿Podría sentarme a tu lado y charlar un rato? ¿Hasta dónde vas? Hace tiempo que nadie viaja por aquí a estas horas.”
“Ehh… bueno… pues… claro… sí… como no… siéntese, yo me dirijo a Manida , a cinco estaciones, cerca del viejo hospital en ruinas. Precisamente estos planos que usted me ha recogido son de la restauración de ese viejo hospital, llevo un par de años trabajando en ello. Perdone mi descortesía, no le vi al subir”
“Me preguntaba si serías capaz de ayudarme, ya que por lo que veo eres el único que podría”, ya que no hay nadie más por aquí.” Espetó de repente el anciano.
“¿Yo? Estaría encantado si fuese en otro momento, ahora estoy tremendamente ocupado con el trabajo, éste que usted me ha devuelto, llevo dos años de retraso y me está dando más de un dolor de cabeza. Así que creo que por el momento, no soy la persona más capacitada para ayudar a nadie. ¡Si no soy capaz de ayudarme a mí mismo!”
“Precisamente es por eso por lo que te pido ayuda muchacho, por eso me he decidido a hablar contigo y sólo contigo. Porque nos vamos a ayudar mutuamente. Sólo tienes que escucharme muy atentamente y hacer todo lo que te diga.”
¿Cómo le iba a ayudar un anciano a resolver sus problemas? ¿Y él los suyos?
La vieja maquinaria del tren comenzó a gemir al llegar a la siguiente estación donde aguardaban cinco nuevos viajeros que esperaban para subir al mismo vagón.
Cinco viajeros que le parecieron de otro mundo, como de blanco y negro. Dos niñas en pijama y tres sanitarios con una linterna en la cabeza. No podía ser, las mismas imágenes que desde hace dos años le atormentaban en sus noches, las mismas caras de sus pesadillas. Al joven arquitecto se le empezó a erizar algo más que el vello. La mirada del viejo le empezaba a causar incomodidad, su pasmosa calma le causaba náuseas.
Empezó a vomitar.
No podía ser, las pastillas que le había dado Cloe para relajarse, le estaban causando efectos secundarios.
En esto, las luces del vagón volvieron a fluctuar al llegar al cartelón que indicaba “Alimay”, la tercera estación.
sábado, 23 de julio de 2016
Línea 4
La Niebla
Esa noche salió tarde de la oficina técnica, ese nuevo proyecto le estaba desquiciando y le rebotaba en la cabeza cual golpes de martillo en yunque.
Llevaba meses trabajando en ese nuevo proyecto que sin motivo aparente, se le estaba atragantando a la vez que envejeciendo.
Tres días con sus tres noches enclaustrado en la pequeña oficina de la calle Marqués de Murrieta, en su pequeño estudio de arquitectura y ni un trazado que le valiera la pena. Ese viejo hospital debía de volver a ser el bastión que fue. Fórmulas y más fórmulas en los cristales de las ventanas otrora lúcidas y que hoy parecen opacas de tanto garabato. Hoy ya lo dejaba por un tiempo, se marchaba a casa.
Tenía ganas de volver, darse un baño caliente y tomarse un buen caldo de verduras aliñado con unas gotitas de buen fino de Jerez. Y dormir…dormir. Necesitaba como nunca el abrigo del sueño, más que nada en el mundo. Hacía tanto que no descansaba...
No podría recordar el momento exacto, pero desde que comenzó el proyecto del hospital, hace ya dos años, no cesaban los terrores nocturnos, las pesadillas. Los médicos le aconsejaron tranquilidad, unos días de asueto y un millón de píldoras multicolor, como fiel remedio contra la ansiedad.
En la calle la densa niebla ocupaba todo el horizonte, imaginaba que la estación de metro estaría vacía, si no cerrada ya, por lo que se inclinó por intentar coger un taxi.
Las calles dormían en la hora donde las brujas toman el té, la bruma hacía encoger a las farolas y pululaba por la ciudad como única compañera. Mientras esperaba ver las luces de algún taxi que lo llevara a su lugar de olvido, comenzó a caminar lentamente.
En el silencio de la noche, los ínfimos ruidos le parecían multitud de megahercios enclaustrados, amenazando con reventar en su cabeza, el corazón volteaba redobles, boom, boom... El pánico volvía, se retrotraía al Londres del destripador y temblaba de miedo y fiebre.
Dio media vuelta y recorrió lo andado para colarse corriendo y sudoroso en la estación de metro, que por sorpresa permanecía abierta, aunque solitaria.
Pasados cinco espesos minutos, un oxidado chirriar de acero, indicaba que se aproximaba el tren.
“Bien”, se dijo, “sólo seis estaciones y en casa.”
En lo que pareció una eternidad, la máquina se detuvo en el andén número 2 de la línea 4, nadie iajaba en él exceptuando claro está a un maquinista serio y con cara de catador de limón.
Una vez acoplado cerca de la puerta, cascos colocados, Corazón de Mimbre, de Marea sonaba en el mp3, se dispuso a cerrar los ojos, para en los escasos veinticinco minutos que le separaban de su destino, intentar relajarse.
jueves, 21 de julio de 2016
Amor Castuo
Y volvernos a ver, cuando la brisa nos marque el camino.
Y volver a bailar, hasta que no quede una gota de vino.
Hacer el amor, reventar el colchón, fundirnos los dos hasta hacernos impares.
Que corra el sudor y que empañe los cristales.
Contar hasta cien y volver a nacer, cuando aparezca el sol por los ventanales.
Contigo puedo con todo,
Salir a la calle sin importarme
Que la gente me mire con rostro fruncido.
A la mierda con ellos
Que quieren vaciar de ilusiones
Lo que vivimos como vendavales.
Qué van a hacer, si les falta un dedo de frente?
La banda dejó de tocar,
Cuando naufragó el alma de los ciegos que no quieren ver.
Que no sienten lo que es.
Y volver a bailar, hasta que no quede una gota de vino.
Hacer el amor, reventar el colchón, fundirnos los dos hasta hacernos impares.
Que corra el sudor y que empañe los cristales.
Contar hasta cien y volver a nacer, cuando aparezca el sol por los ventanales.
Contigo puedo con todo,
Salir a la calle sin importarme
Que la gente me mire con rostro fruncido.
A la mierda con ellos
Que quieren vaciar de ilusiones
Lo que vivimos como vendavales.
Qué van a hacer, si les falta un dedo de frente?
La banda dejó de tocar,
Cuando naufragó el alma de los ciegos que no quieren ver.
Que no sienten lo que es.
miércoles, 13 de julio de 2016
La Vida
Pero qué sabrá la injusticia de saber quién es tomado por cruel o inocente
Si únicamente se junta con quien la comete.
Imposible conocer el daño que hace a la gente,
Ya que ella, por si misma no goza de poder,
Si nadie la acontece.
Hay mentiras que por piadosas duelen,
Otras no dañan si en ellas no se cree,
Pero llegado el momento ¿sabrás elegir?
¿Es verdad que sabrás elegir el bien del mal?
O simplemente chocarás con tu bien y tu menos mal.
Confianza ciega los actos, base de todo amor, coraje y valor.
¿Valor?
¿Qué sabemos del valor?
¿Y su significado contextual?
Seguir adelante, superar las adversidades,
No temer a una ventana por abrir.
Observar las distantes metas con pasión,
No poner un precio a convenir.
Soñar con el triunfo.
¿Triunfo?
Es algo con lo que soñamos todos,
Algo que vive en el interior de cada individuo,
Algo que nos hará crecer por dentro
Y nos dará conocimiento.
Siempre que sepamos administrarlo.
¿Y qué es crecer?
Respeto hacia lo que nos rodea
Aprender de la vida, de Gaia,
Amar a la naturaleza,
Cosechar lo bueno
Y desechar lo que nos amarga.
Sentir tuya la experiencia
De vivir cada momento como el último.
¿Muerte?
La muerte siempre está segura de que vencerá.
Tarde o temprano nos encontrará
Por mucho que la evitemos.
Nos da una vida de simple ventaja,
Aprovéchala
Ya por extenso me despido
Terminando con el principio
De lo malo de la vida nuestra, huir.
Di no a las guerras,
Afronta el problema,
Y si no se soluciona
No es problema, es situación.
Aprender del respeto,
Maestro de la inspiración.
Malo es dejarlo atrás,
No encontrar su magia…
Peor aún es no buscarlo.
Cosechar lo bueno
Y desechar lo que nos amarga.
Sentir tuya la experiencia
De vivir cada momento como el último.
¿Muerte?
La muerte siempre está segura de que vencerá.
Tarde o temprano nos encontrará
Por mucho que la evitemos.
Nos da una vida de simple ventaja,
Aprovéchala
Ya por extenso me despido
Terminando con el principio
De lo malo de la vida nuestra, huir.
Di no a las guerras,
Afronta el problema,
Y si no se soluciona
No es problema, es situación.
Aprender del respeto,
Maestro de la inspiración.
Malo es dejarlo atrás,
No encontrar su magia…
Peor aún es no buscarlo.
martes, 12 de julio de 2016
Santa Compaña
Dando vueltas a la cabeza vengo a ver
Hombres y mujeres torturados,
No hay reflejos en sus miradas, vine a ser
Espejo cruel de espectros descorazonados.
Acaece un espejo empañado con el vaho de la mortandad,
Caminantes del purgatorio, muñecos rotos,
Procesión de muertos campean
En su triste realidad.
No hay reflejos en sus miradas, vine a ser
Espejo cruel de espectros descorazonados.
Acaece un espejo empañado con el vaho de la mortandad,
Caminantes del purgatorio, muñecos rotos,
Procesión de muertos campean
En su triste realidad.
Y un día yo les fui a buscar
Y mis ojos no dejaron de sangrar.
Llantos de triste y cruda realidad.
Me convertiré en un viajante más.
Y lo ví.
Ya que hoy la muerte me ha encontrado a mí también.
A mi cuerpo a desterrado ya lo ves.
Ya mis manos no pueden ni hablar,
A mis ojos no les queda nada más que gritar.
A mi cuerpo a desterrado ya lo ves.
Ya mis manos no pueden ni hablar,
A mis ojos no les queda nada más que gritar.
Me encuentro en procesión en una noche vacía.
Santa Compaña.
Vivo en un miedo pertrechado
Vivo en un miedo pertrechado
Vivo en lo oscuro, no se ve.
Donde ya nunca hay descanso.
Donde ya nunca hay descanso.
Las estrellas nos guían sin piedad.
Soy unido caminante, nada más.
Sólo me oscurece la mente
El miedo a perderme de su memoria, nada más.
Sólo diles que yo siempre existiré
Y que debajo de los vientos viviré.
Sólo diles que yo siempre existiré
Y que debajo de los vientos viviré.
Hasta que la muerte nos vuelva a unir, más tarde que pronto.
viernes, 8 de julio de 2016
Quién...
Quien es capaz de saber lo que siente un beso?
Quién es su dueño?
Quien le regala sabores a sus labios?
Quién tendrá el placer de beberse el néctar de bocas de cereza?
Y de recibirlos a todos como se merecen?
Quién se cree el dueño de tus ojos,
De las miradas de frases y abrazos?
Quién deja equivocarse por ellos?
Quién es capaz de perderse en ellos eternamente?
A quién pertenecen los sueños?
A quien los busca incesantemente toda su vida?
A quien siente te incapaz de verlos cumplidos?
A quien los posee todos sin merecerlo?
Hay quien los mima y cuida sin haberlos tenido cerca.
Hay quien los desgarra por juegos malabares.
Hay quien los olvida, simplemente dejando correr el tiempo.
Yo sólo poseo una vieja herida, soy su dueño, dueño de tu ausencia, la que nunca cicatriza y la única capaz de curarse ante tu sola presencia.
De todo lo demás soy esclavo
De tu mirada, tu risa, tus besos…
…y de ti, que eres mi sueño.
Quién es su dueño?
Quien le regala sabores a sus labios?
Quién tendrá el placer de beberse el néctar de bocas de cereza?
Y de recibirlos a todos como se merecen?
Quién se cree el dueño de tus ojos,
De las miradas de frases y abrazos?
Quién deja equivocarse por ellos?
Quién es capaz de perderse en ellos eternamente?
A quién pertenecen los sueños?
A quien los busca incesantemente toda su vida?
A quien siente te incapaz de verlos cumplidos?
A quien los posee todos sin merecerlo?
Hay quien los mima y cuida sin haberlos tenido cerca.
Hay quien los desgarra por juegos malabares.
Hay quien los olvida, simplemente dejando correr el tiempo.
Yo sólo poseo una vieja herida, soy su dueño, dueño de tu ausencia, la que nunca cicatriza y la única capaz de curarse ante tu sola presencia.
De todo lo demás soy esclavo
De tu mirada, tu risa, tus besos…
…y de ti, que eres mi sueño.
miércoles, 6 de julio de 2016
Hora de volver
Me contaron que llegando ya al final del camino llegó un alma en forma de silueta, tapada por el sol.
Que su cara nunca pudo ver
Pero si escuchar su voz:
"Soy la dama de la blanca luna
Que a ti ha venido a buscar ,
Que todo lo que empieza tiene un fin, que es la razón de toda vida
Y que todo lo que has aprendido
En tu largo caminar,
Dentro de ti quedará.
Ya quedó todo hecho,
Ahora te aguarda mi reino,
El reino de la luz.
El reino de donde venimos todos:
Los sueños.
Es hora de regresar
Duerme...."
Me contaron también
Que cuando no puedas más,
Algo mágico surgirá
De tus sueños
Y te dará la fuerza necesaria
Para continuar el viaje, aunque el sol juegue s despistarnos.
Que su cara nunca pudo ver
Pero si escuchar su voz:
"Soy la dama de la blanca luna
Que a ti ha venido a buscar ,
Que todo lo que empieza tiene un fin, que es la razón de toda vida
Y que todo lo que has aprendido
En tu largo caminar,
Dentro de ti quedará.
Ya quedó todo hecho,
Ahora te aguarda mi reino,
El reino de la luz.
El reino de donde venimos todos:
Los sueños.
Es hora de regresar
Duerme...."
Me contaron también
Que cuando no puedas más,
Algo mágico surgirá
De tus sueños
Y te dará la fuerza necesaria
Para continuar el viaje, aunque el sol juegue s despistarnos.
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