Esperando a que llegue el destierro
De la imagen del espejo
Cubierto con miedo
Con una manta hecha de jirones,
De terrones se desmorona la piel.
He rogado al dios del querer
Una última vez,
Una cena postrera
En la leonera que será mi funeral.
Deja encendido el candil
Por si se despierta
El árbol caído.
De este polvo a las andadas
Dando patadas a cualquier corazón
Se asemeja repleta de lodo
A cualquier mirada infeliz.
Por la cura de licor
Y ese humo enriquecido con flor
De un pulmón tan renegrido
Como azabache es la tristeza
Queriendo en el silencio naufragar
Viendo arder al tiempo.
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