Duerme, duerme alegre pasajero,
que lastras polvo del camino,
descansa ahora que el sol ya se fue,
que ya hizo su cometido
marchando al atardecer,
dejando paso a la luna
para regir nuestros destinos.
Sol que ajado trasiega el peso del día,
se va y nos regala
la complacencia de la noche y su luna.
Luna que se esconde
a veces en el desfiladero,
a veces en la sombra de una nube,
la que nos endulza las mareas,
luna de camino inquieto,
rodeada de estrellas,
circunscrita por el firmamento.
Luna musa y alma de poetas,
señora de la sombra del lobo
que no deja de aullar su vuelta.
¡Ay Luna!
Disfruta del sueño
eterno viajero,
que el sol prometió volver
justo al amanecer.
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