A través del cristal de una copa
de licor dorado me alío con mis miedos, cierro los ojos, los abro, miro a un
lado, miro al otro y veo allí apalancada y vacía mi cajita mental, la de las
noches en vela. A su lado un tintero reseco por el tiempo que hace que no
habla, deseoso de emplumarse y vestirse
otra vez de gala, de volver a destripar absurdos poemas, de volar por las
autopistas de un pergamino amarillento. Suspiro y chasco la lengua, enciendo
otro cigarrillo y vuelvo a equilibrar mis manos con un poquito más de ron. Echo
la cabeza atrás y empiezo a imaginar, pero nada, no tengo nada, me siguen temblando las manos cada vez que sujeto la pluma y no consigo garabatear ni mi nombre, ¿Cuál es mi nombre? La llegada del olvido, el fin de las hadas. Las únicas dos
neuronas que me quedan llevan tiempo regañadas y ni se miran cuando cruzan el
umbral de mi locura. Vuelvo a mirar esa cajita, donde guardaba todos mis
recuerdos, guardaba, porque la vuelvo a
ver vacía, destrozada por el tiempo perdido entre los nubarrones de la
inconsciencia, acostumbrado al fracaso, situado sobre los límites de su amarga
sonrisa. Pienso que me he convertido en la pieza de su más absoluta degradación.
La luna me abandona para dejar paso al mismo sol de siempre, al mismo día de
siempre. Mis ojos cansados delatan el denostado paso del tiempo y vuelvo a
escanciar el líquido elemento por mi vaso empañado una y otra vez, esperando
que los recuerdos bajen del infierno hasta donde me encuentro yo. Hasta que
salga un nuevo sol, diferente al anterior.
Los sucesos en nuestra mente se amontonan, y quedan apilados, pero nunca se olvidan..
ResponderEliminarMe gustó ese cavilar tuyo, entre tu mundo y el de las Hadas.
Besos.
Lo que yo veo es el ocaso de alguien que se dejó llevar por la mala praxis. Se dejó arrastrar a la locura.
EliminarBesos siempre
Y saldrá de nuevo el sol y renacerás. Nada es eterno, ni lo bueno, ni lo malo. Me ha encantado leerte Gustavo y me identifico con tus palabras. Sólo pedirte que no permitas que mueran esas hadas.
ResponderEliminarSaludos.
Las tejeré a mi con cordones de mimbre
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