Fácil no fue, mas sigo aquí.
Conquisté el cielo anclado al suelo.
¡Cuánto luché!
¡Cuánto sufrí!
Convertí un sueño en mi empeño.
Conquisté el cielo anclado al suelo.
¡Cuánto luché!
¡Cuánto sufrí!
Convertí un sueño en mi empeño.
Ya lo ves, hoy sé que nada terminó, que todo es sólo el renacer de las viejas ilusiones. Otra vez quisiera echar los sueños a volar. Llegar a ese lugar donde no exista el veneno, donde la mañana se vista de magia y haga olvidar al enfermo que vive dentro de mí. Donde el humo de mis pensamientos no colapse la salida del sol cada mañana, ese lugar donde pueda recorrer el camino hasta encontrar la luna, allí donde no deje de sonar la garganta del gallo para recordar que esta longeva noche febril se muere.