Fácil no fue, mas sigo aquí.
Conquisté el cielo anclado al suelo.
¡Cuánto luché!
¡Cuánto sufrí!
Convertí un sueño en mi empeño.
Conquisté el cielo anclado al suelo.
¡Cuánto luché!
¡Cuánto sufrí!
Convertí un sueño en mi empeño.
Ya lo ves, hoy sé que nada terminó, que todo es sólo el renacer de las viejas ilusiones. Otra vez quisiera echar los sueños a volar. Llegar a ese lugar donde no exista el veneno, donde la mañana se vista de magia y haga olvidar al enfermo que vive dentro de mí. Donde el humo de mis pensamientos no colapse la salida del sol cada mañana, ese lugar donde pueda recorrer el camino hasta encontrar la luna, allí donde no deje de sonar la garganta del gallo para recordar que esta longeva noche febril se muere.
Y volver a mis pasos,
ResponderEliminary volver a los tuyos.
Mejor morir que no renacer-te.
Besos y feliz fin de semana.
(preciosa entrada)
Vuelvo a escribir letras suicidas
Eliminarque escupo y caen al suelo sin paracaídas,
que ya he encontrado la salida:
estuvo siempre frente a mi y no la veía.
Gracias Y Feliz Fin de semana a ti también.
Besos siempre.
Es pues un derroche de besos,
ResponderEliminarde besos que han estado al lado tu-yo.
Mas nada quiebra el pensamiento,
Mas besos siempre.
El pensamiento,
EliminarSentimiento de alpargata
Cuando no viene de frente,
Cuando llega en la solapa.
Besos que no llegan estando tan cerca
Abrazos compartidos
Aquí, ahora, mañana, siempre.
Y los besos... siempre.
¡Tantos sueños suicidados nos habitan!...que, a veces se asoman a nuestros versos.
ResponderEliminarMuy hermoso renacer, Gustavo.
Un afectuoso saludo.
Si los pájaros soñaran todo lo que sueño yo, pasarían el día durmiendo, para así volar mejor...
ResponderEliminarGracias por pasar.
Besos.