El silencio se ha prestado a vivir conmigo,
Deja reposar su calma sobre mi despojada alma
Aislándome del banal ruido,
Alejándome del eco, de las voces.
Me acerca a la soledad,
A la calma que tanto ansío,
Donde reina la quietud del tiempo.
Un tiempo que parece ya olvidado, lejano,
Austero y engañoso.
Me quedo callado,
Observo el grito del silencio,
Abrumador, estremecedor.
Pero allí, en sus calles,
Las palabras no pueden hacerme daño,
Las ironías quedan en vocablos absurdos,
Vacíos de nada.
Palabras perdidas en el valle del olvido
Me encierran en este silencio.
Este sutil silencio,
Convertido en refugio que:
Me arropa…
Cuando muero de frío,
Me alienta…
Para que la vida no me derrote,
Me acompaña…
A respirar como costumbre,
Me anima…
A tener la necesidad de seguir viviendo.
Aunque sea por inercia.
Es triste, pero preciosa, me encantó.
ResponderEliminarGracias. Me alegra que te guste.
EliminarUn abrazo.