Se acabaron las caricias
Y los besos de tornillo
Cuando arden sin sentido
Los recuerdos de aquél que fui.
Ese corazón retumba
Sollozando los tinteros,
Enarbolando de un voleo
Banderolas con un te quiero.
Habrán más caricias
Cuando cierre el minutero
De esta vida cara triste
Que nos ciega en agonía.
Cosido a retazos
Tu aroma a mis pulmones ,
Tu voz, la melodía En mis oídos,
La dulce letanía.
Abandonado del tabaco
Agobio en armonía,
Suspiro nuevos días
Abrazado a una letrina.
Que me dejo la vida en sus retales
Y en el fulgor de unos versos
Apoltronados a un requiebro.
Y crujiendo en mis raíces
Como la madera llora
Al convertirse
En un folio, en un mueble,
En hogar del que no siente.
El descanso de mi pobre sinrazón.
Y es que no sé lo que me hacen
El ruido de tus pestañas,
Cuando cruzo a nado
El mar de la luna mortaja.
Al caer del cielo las estrellas
Perdidas como yo a ti
Caerán, yacerán en el umbral del horizonte
Los recuerdos que un día se olvidarán.
Aquellos que nos olvidaron
El día en que no supieron ver
El amor de dos guijarros
Rotos al ver amanecer...
Convertidos en piedra
Por toda la eternidad.