Cuando las luces se apagan, la noche se hace más y más
oscura. Pero allí, en el rincón de los sueños, es cuando todo amanece, cuando
todo aparece.
Es allí por donde saldré a buscarte para llevarte al mundo
que nos pertenece, donde nadie nos encuentre y el ahora sea siempre.
Cerraremos la puerta al sol para que nunca
nos amanezca, que podamos llenar de besos nuestros corazones, sin tiempo inerte, que los sueños nos iluminen
en nuestra rareza. Que nunca se acabe la noche de luna bandolera.
No volveré a bajarme del blanco corcel ni me esperarás en carrozas de calabaza con
zapatos de cristal, vagaremos por los cuentos hasta nunca jamás.
Seremos como dos gatos sobre los tejados de la noche
estrellada, que no conocen destierro, a los que no les importa lo que digan de ellos la gente porque en los
sueños no existen las leyes que no sean nuestras.
Querido amigo, eso eso vagar hermosamente, con las almas, porque de esa manera todo se detiene...
ResponderEliminarPrecioso.
Besos siempre.
El universo clama por nuestros sueños. Y los sueños vuelven a realizar maravillas cuando nos gusta el despertar.
EliminarBesos siempre.