Vives en mí, de hecho siempre has estado aquí dentro, (en mi corazón), más incluso desde que te fuiste.
Son tus besos y abrazos y palabras en mi memoria lo que me hacen sentir verdaderamente lo que nos hemos perdido y lo que nos estamos perdiendo. A veces pienso que mis sueños, nuestros sueños, nos los ha robado el tiempo, que se perdieron como un guerrero errante. Cada vez que tu recuerdo brota en mi pecho, siento palpitar el pulso de la vida y soy capaz de poseer el mundo que tengo ante mis ojos. El paso inexorable del tiempo no ha curado del todo la herida que has dejado y siempre deja sentir el toque frío de esa cicatriz que en los días de bajón amenaza con volverse a abrir. Solo espero sentirlo (el frío) por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario