No podemos vivir sin la memoria. Es lo que nos eleva por encima del mundo animal. Es lo que constituye la forma de nuestra alma aunque del mismo modo nos resulta tan engañosa, tan inasible, tan traicionera...que a veces nos hace sentir vulgares.
Hay veces que nos preguntamos...
¿Qué sabor tienen los recuerdos?
¿Amargura? ¿Acidez? ¿Dulzor?
Bajo los efectos del vino nos acercamos a la niñez y dedicamos todos nuestros esfuerzos a comprender los entresijos de nuestro corazón impenetrable como un bosque de abetos y hayas y dando tumbos hasta el presente nos damos cuenta que la soledad es la única compañía que ha conseguido turbarnos irremediablemente.
¿Qué sabor tiene los recuerdos en nuestra memoria?
A cada cual, el suyo.
Llega un tiempo en los recuerdos son una simple imagen cálida, y sabemos que forman parte de nuestra vida. Pero los aromas y sabores son más difíciles de perdurar en la memoria, salvo algunas excepciones.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana, Gustavo.
Me has hecho entender porque el vino y la soledad me son tan inseparables. Me traen los hilos del recuerdo, aquel que acaso fui.
ResponderEliminarPues gracias. Un abrazo
Los recuerdos y la memoria son gran parte de lo que nos forman y nos definen. Sin ellos no somos nada..
ResponderEliminarQue sean dulces y amarillos :)
No me acuerdo donde estacioné el auto, o en que bolsillo dejé las llaves de casa, no me acuerdo en medio del examen el nombre de ese autor del que tengo que hablar, no me acuerdo quien actuo en esa pelicula o como decia esa cancion... y si no fuera por facebook no me acordaria la mitad de los cumpleaños... Y tan tan mala es mi memoria, que hay cosas que, aunque quiera, no me olvido.
ResponderEliminar