La vida se nos venía – ya lo ves- pasaba de renglón. Cada día
iba y venía con mi desolación. Y si vieres el tiempo pasar como la última
oportunidad de ser feliz, vulcanizarías su verdad amedrentado por la infinita
marchitez de las soledades de ginebra, del perfume de tabaco de los bares de
primavera, de los sentimientos dispares,
de amores imposibles, de las verdades de los mares del alterne.
No hay sitio aquí para nosotros…No, no tenemos lugar inerte en esta tierra vulgar,
por fierezas volverte (dispar) a ver
siquiera una noche más.
No hemos tenido la oportunidad de dedicarle a la vida
nuestra entera soledad, de un amor imposible de luces de colores, de caricias
abrigadas por la lana de tu almohada, de marchitas hojas caídas por la edad.
La vida se nos vino y nos dio el revés del sentimiento
aflorado que nos da la vejez. Te perdí la pista la última vez y no sé si tú
quisiste mi querer, pero seguro que mi primera vez nunca la olvidaré.
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