Todo lo que nos acontece es
ruido. Todo lo que nos rodea es ruido, ruido al que nos han acostumbrado los
automatismos de este mundo que nos toca vivir. Desde el inicio de nuestro vagar,
desde el amanecer del nuevo día en el que nos aclama el ring del maldito despertador
indicándonos que tenemos que abandonar el dulce
país de los sueños para fundirnos sin remedio en la pesadilla cotidiana
de la vida, hasta las rutilantes campanadas de medianoche acompañadas del
aullido del lobo que nos convencen para llegar lastrados a la lejanía de la
inconsciente rutina.
Entonces surge ante nuestro ojos el poderoso silencio, donde habitan los sueños. Venid mesalinas, venid y gozar de tan esplendoroso halo de silencio, venid todos los que realmente se devanen los sesos para conseguir tan rutilante beldad.
ResponderEliminarBuena reflexión.
Besos siempre.
¡No sé que decir!
EliminarVale más este comentario que la propia entrada.
Gracias por venir.
Besos siempre.
El silencio, muchas veces es para mi la música más agradable
ResponderEliminarun saludo sin hacer mucho ruido
Hay veces que se le echa de menos y de qué forma.
EliminarBesos