Hay veces que me pregunto si
serías capaz de amarme en mi locura, porque aunque no me conoces, yo soy capaz
de volverme loco solo con mirarte, te veo cuando te alejas por la bruma de un
pasado ajeno, por la neblina de mi amor soñado
y noto por el ardor que cae de tu mirada cuando las cruzamos cómo me corre por
las venas el fuego nacido del mismísimo infierno, que me bambolea cual tsunami, que agoniza en mil
sonrisas rotas.
Nunca anduve con don de palabra,
me cuesta horrores decir lo que pienso y lo lloro en un papel cuando ya no hay
remedio.
Siempre seguiré buscando hasta
que encuentre ese lugar donde anidan mis temores más oscuros, donde sepa calmar el dolor de un alma rota, el de la
tormenta que sacude el valle de mis miedos, donde se siembran las dudas y las
recolecta el fracaso; allí, en ese lugar, te encontraré y te diré lo que mis horrores
disimulan. Hasta que lo encuentre, seguiré tropezando en mí mismo, seguiré golpeándome
con la misma piedra. Hasta que lo encuentre volveré a gemir palabros en forma
de versos perdidos, a llorar sangre en forma de letras redimidas sin sentido, a
oír el retumbar de las letras de mi teclado y a romper mil folios escritos solo
con tu nombre.
Y mientras, cada día, nos
volveremos a encontrar en el horizonte de mis mañanas, donde vuelan los versos
y nacen las flores, donde viven las hadas que nunca se rinden por esperar su
palmada.
Esa prosa poética contiene todo un mar de emociones, un mar humano, bello. Son las incertidumbres las que a veces paralizan nuestras propias emociones, pero no es tan difícil lanzarse, no lo es. Basta con mirarnos al espejo, basta con gritar en voz alta, basta con entrelazar unas manos que se buscan.
ResponderEliminarMe gusta tu incertidumbre, Gustavo.
Besos siempre
Hay veces que las respuestas obtenidas dan más miedo que el dolor mismo. De ahí el dejar pasar el tiempo esperando un empujón.
EliminarBesos siempre.