Cuando la veo llegar noto un percutor dentro de mi que hace que las sienes se desencajen de su sitio, me arrastra a la locura. Arder siento en el corazón las brasas que me palpitan campanadas.
Cuando la veo marchar observo absorto su culo y me tortura.
Ya no me queda sol ni cura.
Aquí me sentaré al igual que hoy, al igual que ayer a que vuelva a pasar mañana.
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