Se congela la casa con su silencio
Dibujado con las manos,
A veces parece que no fuimos nada
Con ese estómago de hierro
En las afueras de dios;
Las cenizas y el calor de sus miradas,
En yugos de plata fueron grabadas.
Al fuego del ardor de sus abrazos
Una alfombra quedará por siempre
Para que pise blandito en esa luna de abril.
Luna que llena el horizonte, mi horizonte
Asustando con su aullido de lobo
Al mismísimo Satanás .
Un texto inquietante.
ResponderEliminarSaludos.
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