Dudas irracionales
Se entrenaban para estar muertos y casi lo consiguen.
Andrés siente la
imperiosa necesidad de dejarlo todo atrás y volver a internarse en esa oscuridad tenebrosa
alojada en los bares.
María se ocultará en su casa avergonzada.
En estos años intensos y convulsos, siempre ha
habido ciertos toques de desconsuelo, de
desazón, como en cualquier otra relación
afectuosa, aunque, no es solo cierto eso,
lo es también que siempre hay optimismo, ilusión y cariño.
Pero todo cambia siempre cuando llega la primera bofetada.
Y Después?
Se entrenaban para estar muertos todos y cada uno de los órganos de su cuerpo. De hecho ya estaban preparados para el comienzo de una batalla interna aún salvando el empecinamiento que tenía por aferrarse a una vida que ya empezó a declinar tiempo a. Le asustaba el qué vendría después, el vagar por un limbo subterráneo de paredes cerradas buscando alguna luna oscura que la permitiera descansar por siempre de una vida de coletazos inesperados.
Mientras no tenga la certeza insistirá.
Esa batalla no es nada si tenemos en cuenta lo que queda por venir, ¿vida, muerte… y después?
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