No se te olvide nunca que siempre
somos lo que fuimos, aunque te esfuerces por olvidarlo, más bien para que los
demás olviden lo que eres sin
maquillajes ni trajes de postín.
Aun recuerdo la altivez plana de
tu mirada cuando bajabas caminando por la cuesta de los malditos, repeinado ese
mechón a lo Antoñete y tu desfachatez al conversar con los periodistas.
Me gustaría recordarte más por la
que se te quede si al final sales elegido. (Ojalá no trampeen).
No se convierte quien es, ya lo es
porque lo era. El poder engrandece la prepotencia de los humanos y digo yo… ¿No tienes suficiente para comer? ¿Vives al
borde del deshaucio?
Tienes hijos y mujer, elegida
también aunque por mediática presión y acostumbran a nadar en abundancia mas no
necesitan de tus encantos de Noos-tradamus del siglo XXI.
El amor rompe barreras una vez
más y en este caso puede que por el
dique roto se os lleve la corriente.
Estoy muy de acuerdo con esa frase que has dicho "el poder engrandece la prepotencia", y no sabes la rabia que me acaba de dar al saber que es verdad. Y no sólo el poder que tienen porque sí, sino también por aquellos que van de prepotentes sin ser nadie (no sé si me explico, que parece que mis palabras se han hecho un ovillo jaja).
ResponderEliminarEn definitiva, creo que el mundo está demasiado lleno de mierda por cosas y personas prepotentes entre otras, y esto no tiene pinta de acabar pronto.
Vamos a necesitar gargantas grandes para tragar ciertos nudos.
Un abrazo enorme.
A lo largo de nuestra vida, andamos por parajes que nos sorprenden, pero al final, quizá habrá ese recoveco que nos reconozco como lo que en realidad somos.
ResponderEliminarNo sé quien te hizo enojar, Gustavo, pero que bien que lo sepas encausar creando.
Saludos.