La Esfera Cultural: El sueño: Sudor
y lágrimas. El Dios mortal de las almas pasajeras se encontró en Ítaca
con la pequeña princesa. Él, príncipe valiente de corazón, despertó
junto a un olivo. En la orilla, una barca. Con dos remos. En el cielo,
ni una sola nube. En su corazón, latidos imparables.
Despertó sudando
y con las sábanas mojadas. La princesa nunca más volvió por Ítaca. El
Dios aún hoy busca su diosa. El príncipe se viste de azul cada mañana
para ir a trabajar.
Qué facilidad para moverte entre niveles. Nos sumerges a los lectores en un permanente oleaje de impactos y sensaciones. Muy original, amigo Gustavo.
ResponderEliminarAgradecido compañero. Un Abrazo.
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