Viento

Todo lo que ella pierde es nada,
Todo lo  que la queda es nada.

Como el viento que atraviesa
Y roza sus mejillas rizadas,
La inmensa sonrisa de sus cansados ojos,
Llenos de lágrimas de olvido.
Y de bocas cerradas.

Viento que huye,
Que se pierde en eternos viajes.
Hacia donde nadie le espera,
Hacia donde nadie note su presencia,
¡Qué incongruencia!

Viento que viene y va
Hacia donde vuele libre.

Todo lo que la queda es nada,
Todo lo que pierde es nada.

¿Y qué más le da?
Si sólo ansía libertad.

Luna

 

Duerme, duerme alegre pasajero, que lastras polvo del camino, descansa ahora que el sol ya se fue, que ya hizo su cometido marchando al atardecer, dejando paso a la luna para regir nuestros caminos.

Sol que ajado trasiega el peso del día, se va y nos regala la complacencia de la noche y su luna.

Luna que se esconde a veces en el desfiladero, a veces en la sombra de una nube y que nos endulza las mareas, luna de camino inquieto, rodeada de estrellas, circunscrita por el firmamento. Luna musa y alma de poetas y señora de la sombra del lobo que no deja de aullar su vuelta.

¡Ay Luna!

Despierta eterno viajero que el sol prometió volver justo al amanecer.

Mi Viejo Peter Pan

Frente al espejo ves la mirada de cuencas vacías que te lleva acompañando desde hace días. Sientes el terror en forma de burdo rumor  de quijadas secas a tu espalda cual carcajada satánica.
Al darte la vuelta notas la niebla, sombras que no puedes recortar,  te carcomen, inundan tu alma, alimentan tu pesado caminar hacia la vejez.
Notas el vacío de tu mente y sólo ves agujeros negros que lo rodean todo. Y caes.
Caes al pozo oscuro de la letanía, el sudor y el frío tu cuerpo recorren y te ves atrofiado, sin poder articular movimiento. Sabes del fin, sientes el terror del miedo, sí, el miedo se asustaría al ver donde te vas acercando.
Caes al vacío pero nunca llega el golpe, se hace infinito. Luego nada.
El dolor se ha acabado y te levantas de la cama, no notas el suelo a tus pies, flotas en el aire. Vuelves al espejo y el reflejo te ha abandonado, se ha ido con la sombra de Pan. A soñar que sigue siendo niño.

El Placer del Silencio

Todo lo que nos acontece es ruido. Todo lo que nos rodea es ruido, ruido al que nos han acostumbrado los automatismos de este mundo que nos toca vivir. Desde el inicio de nuestro vagar, desde el amanecer del nuevo día en el que nos aclama el ring del maldito despertador indicándonos que tenemos que abandonar el dulce  país de los sueños para fundirnos sin remedio en la pesadilla cotidiana de la vida, hasta las rutilantes campanadas de medianoche acompañadas del aullido del lobo que nos convencen para llegar lastrados a la lejanía de la inconsciente rutina.

No Sería Nada

 

Déjame al menos mirarte
Aunque sea con ojos de ciego.
Deja al menos que intente encontrarte
Antes de que me llegue el olvido.

Deja al menos que recuerde
Aquel beso prohibido.
Que por un mísero instante
Lo recupere, porque fue mío.

No es placer, es agonía
Lo que me deja la herida
De un corazón abandonado
Al saberte perdida.
No hay cordones que tejan
Ni alambres que zurzan
La cicatriz que me ha dejado
Tu beso perdido.

Que me ha robado la inspiración.
Lenta es mi agonía
Y lento el alternar de mis pies
Que me llevan a ¿qué lugar?
A la indiferente lejanía.

Deja al menos que recuerde el dolor,
Porque todo amor duele.
Y mi nostalgia hace que siga vivo
Caminando conmigo en mi divagar.

Vivir esta vida como es,
Que es vivir el presente.
Puede ser mi nueva forma de evadirme,
De ahuyentar el daño.

Luego todo irá viniendo,
Dejando todo correr.
Y que me siga rodeando
El desastre,
Porque yo sin desastre alrededor
No sería nada.

Sé de un lugar

Hay veces que me pregunto si serías capaz de amarme en mi locura, porque aunque no me conoces, yo soy capaz de volverme loco solo con mirarte, te veo cuando te alejas por la bruma de un pasado ajeno, por  la neblina de mi amor soñado y noto por el ardor que cae de tu mirada cuando las cruzamos cómo me corre por las venas el fuego nacido del mismísimo infierno,  que me bambolea cual tsunami, que agoniza en mil sonrisas rotas.

Nunca anduve con don de palabra, me cuesta horrores decir lo que pienso y lo lloro en un papel cuando ya no hay remedio.

Siempre seguiré buscando hasta que encuentre ese lugar donde anidan mis temores más oscuros, donde sepa  calmar el dolor de un alma rota, el de la tormenta que sacude el valle de mis miedos, donde se siembran las dudas y las recolecta el fracaso; allí, en ese lugar, te encontraré y te diré lo que mis horrores disimulan. Hasta que lo encuentre, seguiré tropezando en mí mismo, seguiré golpeándome con la misma piedra. Hasta que lo encuentre volveré a gemir palabros en forma de versos perdidos, a llorar sangre en forma de letras redimidas sin sentido, a oír el retumbar de las letras de mi teclado y a romper mil folios escritos solo con tu nombre.

Y mientras, cada día, nos volveremos a encontrar en el horizonte de mis mañanas, donde vuelan los versos y nacen las flores, donde viven las hadas que nunca se rinden por esperar su palmada.

Confesiones II

Volvería para intentar contarte que no, que no era mi yo quien portaba malherido esa voz infame, ni esa postura indolentemente infumable, que me da vergüenza y pena lo que pasó, en una noche que  ser inolvidable pudo y debió.

Confesiones

Si la vida nos regalara otra noche de luna llena, como la de aquella vez, no me importaría ser yo esta vez, en vez de aquel que se ve, que se muestra pero que no es y darme a conocer de una puta vez y dejar de presentar en sociedad ese burdo espejismo de persona que se esconde en el licuado jugo amarillento de una copa de licor.

Lágrimas

Hay personas que saben llorar, otras no y con un silencio demoledor, demuestran ese sentimiento. Las hay que se creen valientes y no lloran nada, lo que no saben es que almacenan lágrimas sin darse cuenta en un lugar de su recóndita memoria. Pero tan cierto es que, aunque no quieran reconocerlo, sus ojos rebosan en lágrimas, en sus ojos se refleja  la mentira de esa burda valentía, reflejan melancolía, dolor, tristeza y soledad.
Otros lloran escupiendo tinta en un papel para despacharse a gusto, aunque no menos cierto es que la mayoría de las veces que se escupe, no da tiempo apartarse y siempre salpica.

El Camino Marcado

 

Deja de morar rabietas

Que la noche se hace corta

Y de nuevo sale el sol,

Para que no te duermas

En los laureles de los sueños.

Que se vuelven pesadillas

Desde que vas liando la semilla

Te ves enredado en laberintos

Difíciles de cruzar.

Nubes de humo de tu boca caen

Roja la mirada, inyección de valentía,

En tu cerebro malherido

Y con el eco del mundo

Te desvaneces. 

Duende de la noche donde estas;

Buscando a la dama blanca

Señora de la luna

De dulce envoltura plateada.

 

Deja de morar rabietas

Que solo tú conoces el camino

Para cambiar tu destino,

Cambiar de papeletas.

Musicalidad

Cuál  es la distancia que me separa de la locura?
Veinticinco  centímetros de frio mármol,
desde la húmeda hierba del cementerio
hasta las entrañas de la nada.
Cuál  es el sonido del corazón cuando está roto?
Silencio , suena a silencio.
Tu lo oyes? No verdad? Nunca lo has oído.
No lo conoces ni en buena hora.
Te digo, retumba como la melodia de una nada oscura,
como una nana rutilante repleta de notas vacias
que hace encogerse de frio al mismísimo  averno.

Querida Soledad

 

 

No te vayas, aun no es tarde
La luna no ha salido
Llena en el horizonte,
Soledad, espérame,
No te marches.
Deja a un lado mi tristeza
No acrecientes más mi pena. 

Nada es más real que la verdad
Del que se siente infame, malherido
Por querer querer lo indebido,
Por ansiar más de lo tenido,
Por perder, en unos ojos, la cabeza.  

Soledad no te vayas,
No me dejes lastrado.
La brisa encoleriza los vientos
(por mi desastrosa compañía)
Que en tempestad se convierten
Y todo lo destroza.
No tengas prisa, espérame,
Querida soledad, espérame.  

Mientras en el limbo camino,
Sigo escribiendo
Con mi pluma de alma sesgada
En las brumas de mi hogar.
Con papeles satinados,
Un mundo fetiche de adulaciones,
Una red que me protege
Del sinsentido de mi sentido,
Que busca de tu compañía
Hasta que no la necesite.
 

Querida soledad,
Que te vistes de guadaña
En noches de septiembre
Amainando tempestad, espérame.

Donde Nace el Poema

Si escribo es para apartar de mi la tristeza,

La amarga conciencia.

Dejo atrás con letras

El olvido de la memoria

En estos poemas cuadriculados

Que no entienden de métrica.

Mis silencios engañan a los sentimientos

Quebradizos, adoptados.

Y escribo y no hablo

Y lloro tinteros

Lágrimas de tinta

Resbalando por la pluma

Hacia donde reside el poema.

Desde donde nace el poema.