Tengo el alma ronca de quererte
Con una soledad que me revienta.
Por imaginarte al despertarme.
Mi cuerpo tirita cuando no te toca
Abandonado a mi abandono.
Me golpea como cual roca
La desdicha de esa boca.
Que ni es mía ni tuya
Por no ser de los dos.
Que ni es mía ni tuya
Por no ser de los dos.
Me dan sonidos preciosos
El oírte susurrar al oído de la gente:
Que tengo la voz tosca,
De cantarte.
Las manos suaves,
De acariciarte.
Y lo más importante:
Te tengo a ti caminando por mi sangre.
Me quedo con ese fastuoso endecasílabo: con una soledad que me revienta. Espléndido.
ResponderEliminarAbrazos
La soledad es el único camino que no deja ningún pie sano.
EliminarQué belleza de poema.-
ResponderEliminarBesos
Un verdadero placer vuestras palabras son. Abrazosssss.
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