Sueños de Lombriz

Después de aquello, todos los sueños quedaron a la altura de la lombriz , enterrados en el olvido.
Después de ver esos ojos como los del fruto del olivo, que te hacen perder la cabeza, que han sido tuyos y los has perdido te das cuenta de que no queda nada. Esa tarde al darte la vuelta y verla caminar junto a quien se bebe a morro los besos de su boca, destroza tu corazón y tu cabeza y sientes como te vas quedando solo, ni mierda en las tripas para los ratones te quedan, derramados por doquier los trozos del amor que un día tenías y acabó sin miramientos, su mirada pasa de largo inadvertida a tu paso, su sonrisa te desgrana la conciencia perdida, el desconsuelo te clama venganza. Venganza para ti, para tu mala baba. No puedes cerrar los ojos y dejarlo pasar, no, tienes que hacer algo y rápido o la carcoma te destruirá más de lo que lo has hecho  tú solo. Llegas a la estación de Francia con billete de ida. El tren se acerca, preparas el salto, suena cercano el silbido de la locomotora y te impulsas con los ojos cerrados esperando el terrible golpe mortal que no llega. Abres los ojos y el zumbido del despertador sigue su rutina de siempre, miras al otro lado de la cama y allí está ella, no se ha marchado, no la has perdido, solo un sueño que hace que tu  sudor empañe el espejo de la habitación. Pero aliviado  te preparas para irte al trabajo. Te sientes el hombre más feliz del mundo.